miércoles, 30 de noviembre de 2011

Otro voto


Los tres candidatos a presidir la APM
 
La Asociación de la Prensa de Madrid renueva hoy su junta directiva. Tres son las candidaturas que compiten, presididas por Carmen del Riego, Juan Caño y Fernando Jáuregui, respectivamente. En realidad, la posibilidad de elección es múltiple porque las listas son abiertas.
Voy a votar por solidaridad con los candidatos que han dado un paso al frente y por compromiso con una profesión que amo más que a algún novio y que me ha dado más satisfacciones y menos sinsabores.
Ahora ya no, porque no pierdo el tiempo en esas discusiones vacuas, pero tiempos hubo en que pasábamos horas discutiendo acerca de si el periodismo es un oficio –algo que se aprende con la práctica- o una profesión –habilidades y conocimientos académicos-. Para mi generación el periodismo era fundamentalmente una vocación. Una vocación comprometida, por añadidura.
Cuando llego a la sede, en la esquina de Juan Bravo con Claudio Coello, hay corrillos de fumadores en la calle. La bonanza de esta tarde otoñal se presta a la tertulia en la acera. La sala bulle con miembros de las distintas candidaturas, con quienes se aprestan a votar y con algunos remolones. La mayoría son/somos veteranos, hay muy pocos jóvenes, a esa hora, al menos.
Saludo a algunos compañeros conocidos, voto y me voy.
Ahí están los historiadores de la transición española, pienso. Cuando en el futuro alguien pretenda desmenuzar la gloria y la miseria de aquellos años hoy sacralizados tendrá que acudir a lo que escribieron o narraron esas mujeres y hombres entonces jóvenes y hoy al borde de la jubilación, cuando no definitivamente retirados.
Era una forma de hacer periodismo que desaparecerá con ellos. Que ha desaparecido de hecho hace mucho tiempo. En algunos casos con su complicidad, en otros con su oposición. En la mayoría, a su pesar.
No diré, ni lo pienso, que la corrupción y la explotación que hoy asola al periodismo sea culpa de quienes se ganan/nos ganamos la vida ejerciendo una profesión casi tan antigua como la misma historia -pues si conocemos lo que ocurrió es porque alguien se dedicó a contarlo-.
El periodismo como lo concebimos quienes empezamos con el final del franquismo desapareció a manos de empresarios que entraron al sector con el mismo ardor guerrero que habían entrado previamente en el de la construcción o en cualquier otro con alto valor especulativo. A manos de quienes quisieron hacerse muy ricos y muy pronto o de quienes siendo ya muy ricos quisieron cubrir su riqueza con una pátina de nobleza, sin percatarse de la naturaleza de la materia con la que trabajaban.
Algo ha tenido que ver también la introducción de nuevas tecnologías que han permitido conocer lo que ocurre en cualquier punto a cualquier hora y a cualquier espectador. Da igual la naturaleza de la información. Es como ponerte a comer y que te sirvan en el mismo plato callos con angulas y nata.
Es una espiral que se retroalimenta. Los empresarios quieren beneficios y los quieren ya. Las nuevas tecnologías facilitan la aproximación de la información. Más información, más rápido, más beneficios. Cualquiera puede contar lo que tiene ante sus ojos y contarlo al momento. Ni siquiera se necesitan periodistas. Es la universalización del “belenestebanismo”.
Evidentemente, ninguno de estos males va a ser solucionado por la junta directiva que salga de las urnas. Menos aún si se tiene en cuenta la edad media de los candidatos. Pero si hay alguien que pueda encontrar remedio a la profesión ha de salir de entre sus filas. No de la legión de pedrojotas, juanluises, luismarías y demás mártires de la causa, travestidos en ejecutivos agresivos.
Por eso he ido a votar.

domingo, 27 de noviembre de 2011

Madrid, ciudad abierta



Madrid es una ciudad abierta donde los naturales son minoría y donde cualquier recién llegado se siente como en casa. (Habría que hacer alguna excepción sobre determinados colectivos inmigrantes pero hoy no quiero meterme en honduras)
Hoy he estado en el Rastro. A tope de gente. Será que la crisis empuja a buscar precios bajos, me digo. En el camino descubro un edificio rehabilitado en 1985 que rememora una antigua corrala y en la que han pintado un reloj de sol. Va puntual, ya ves.
Tras comprar la pieza que andábamos buscando seguimos camino hacia la Plaza Mayor. Caminamos por el Madrid galdosiano. En el cruce entre las calles de Toledo y Segovia, con la colegiata de San Isidro a la espalda, si miras a la derecha tienes a la vista el palacio de Santa Cruz, sede del Ministerio de Asuntos Exteriores; a la izquierda, la iglesia de San Miguel, la nunciatura y, más cerca, Casa Paco, que es un templo a su manera. De frente, los arcos de la Plaza Mayor.
Las calles bullen de gente. En las terrazas de la zona peatonal próxima a la Plaza Mayor y en la misma Plaza, ni una mesa libre. 
En las casetas de artículos navideños niños y mayores se agolpan buscando figuritas del belén o adornos para el árbol. Los pintores muestran su obra. 
Hoy, domingo, abre el comercio local pero no se ven muchas bolsas de compra. ¿La crisis? Ah, ¿de qué hablábamos cuando no había crisis?
Madrid, que padece la crisis como cualquier otra ciudad, ofrece, en cambio, un clima amable y hoy un cielo azul. La gente se ha echado a la calle. Es lo único gratis.

viernes, 25 de noviembre de 2011

¿Por qué?

Los últimos días de cualquier gobierno son tiempos pocos dados a la lírica.
Muchos de quienes se van han dedicado los mejores años de su vida a la actividad pública. Imagino que lo hicieron pensando en mejorar la situación que habían encontrado. Imagino. Pero se van a punto de la bancarrota y con una sociedad desmoralizada e irritada después de haber perdido cuatro millones de votos, casi tantos como parados se cuentan.
La realidad es que este gobierno se va en la peor de las circunstancias. Con una crisis galopante que ha puesto al ejecutivo frente a sus contradicciones ideológicas y su inconsistencia política.
La última de ellas la ha firmado en tiempo de descuento: el indulto a Alfredo Sáenz, que dirigió Banesto y hoy es el número dos del Banco Santander.
Sáenz estaba condenado por el Tribunal Supremo por denuncia falsa a una pena de tres meses, por la que no tenía que ir a prisión, y de inhabilitación, por la que tendría que abandonar su actividad bancaria.
La petición de indulto ha estado bailando sobre la mesa del consejo de ministros desde hace meses sin que se decidieran a firmarlo. Supongo que por vergüenza torera. Pero hoy han pensado que de perdidos al río y se han lanzado al agua.
Cuesta creerlo, sinceramente. Incluso a los suyos. Cuesta hacerse a la idea de que un gobierno socialista que ve impertérrito cómo miles de ciudadanos están perdiendo sus viviendas hipotecadas por las condiciones leoninas impuestas por los bancos; que contempla cómo esos bancos se quedan con las viviendas dejando a miles de familias en la calle; ese mismo gobierno que no ha sido capaz de poner coto al poder bancario que después de despojar de las viviendas sigue reclamando cifras exorbitantes a trabajadores en paro, ese gobierno que se dice socialista se despida firmando el indulto a un banquero mentiroso.
No es extraño que el portavoz gubernamental no haya sido capaz de explicar las razones por las que se ha tomado esa decisión. Debe de ser difícil asumir en público que uno gobierna al dictado del banquero Botín.
Se discute estos días en los medios quién ha de dirigir al PSOE en los próximos años. Da igual, en estas condiciones pueden llamar al maestro armero. Lo que este partido está necesitando es una definición ideológica. Que se sepa qué son. Que lo sepan ellos en primer lugar para que podamos comprenderlo los demás.
Lo de hoy ha sido una forma como otra cualquiera de suicidarse a la vista del público. Para explicar una cosa así se necesitaría un Shakespeare 2.0.   

jueves, 24 de noviembre de 2011

Lo normal


Hay años que no está uno para ná. No sé si éste es uno de ellos. Hay días que me lo pregunto. Hoy es uno de esos días.
La víspera de que se conmemore el Día de la Violencia contra las mujeres, un estudio elaborado por la Federación de Mujeres Progresistas sostiene que el 80% de los jóvenes entrevistados cree que la chica debe complacer al novio, el 40% piensa que el chico tiene la obligación de protegerla a ella y el 60% está de acuerdo en que los celos son normales en una relación.
Esto de la normalidad tiene su aquél también. Harta estoy de oir a mujeres que confesaban con naturalidad que su marido le pegaba “lo normal” y porque se lo merecía.
Lo normal. Lo normal es el respeto mutuo. Que la relación sea de igual a igual. Lo que de ninguna manera es normal es que alguien se escude en el amor para dominar a otro, para herirlo. La violencia no es lo normal.
Que, después de más de 60 mujeres muertas al año por violencia machista, no hayamos sido capaces de inocular en nuestros jóvenes el antivirus de la igualdad es que algo estamos haciendo mal. Muy mal. Todos.

domingo, 20 de noviembre de 2011

Berthe Morisot

He votado de buena mañana, aprovechando un claro de las nubes. Lo que hayas de hacer, cuanto antes mejor, nos hemos dicho.

He votado con entusiasmo ciudadano pero con desgana política. Acordándome de la frase de Zapatero: Haré lo que tenga que hacer, cueste lo que cueste y me cueste lo que me.No sé lo que le ha costa a él, que se retira como un virrey a sus lares leoneses, sé lo que nos va a costar a quienes nos situamos a la izquierda.



Pero como no vale de nada mirar hacia atrás ni con ira ni sin ella, nos hemos encaminado al museo Thyssen a ver la exposición de Berthe Morisot. En honor de mi amiga Pilar de Abalorios, que fue quien me dio la idea. En su honor y brindando porque pueda volver a verla con ella.


¡Qué placer para el espíritu! ¡Qué ocasión de despegarse de la cruda realidad! ¡Qué hermosa selección!

Una dosis de belleza para afrontar la cruda realidad que nos espera a partir de esta misma noche.

sábado, 19 de noviembre de 2011

Un chute en vena

 
Mini huerto ecológico en la terraza de la Casa Encendida
 
Desde hace años, los amigos hemos tomado la costumbre de reunirnos en la jornada de reflexión. Para charlar y hacer unas risas.
Anoche nos juntamos en casa de Ana, que es la anfitriona perfecta. Nos había advertido que iban a unirse a nosotros una pareja a la que no conocíamos pero que nos iba a gustar.
Efectivamente, los nuevos muy bien podrían ser personajes de la última novela de Almudena Grandes Inés de la alegría.
Ella, militante del partido comunista desde muy joven, nos emocionó relatando las veces que pasó clandestinamente la frontera con el ciclostil de MundoObrero bajo la ropa fingiendo un embarazo inexistente. O las penurias de su niñez, con el padre en la cárcel por comunista y la madre obligada a sacar adelante una prole de ocho hijos. Es una mujer animosa y corajuda, que acaba de superar un cáncer de mama, y que se esfuerza en inculcar a sus nietos los principios de una sociedad solidaria.
Él, uno de los impulsores de la denuncia que dio lugar al auto dictado por el juez Garzón sobre los enterrados en fosas comunes y la memoria histórica.
La velada se alargó hasta las tantas hablando de lo divino y de lo humano: de literatura, de moda, de arte, de cotilleos varios... Algunos de los amigos habían visto la exposición de la Casa Encendida La Caballería Roja, sobre la Rusia soviética. Quedamos en verla hoy y allí hemos ido.

Rincón de la terraza de la Casa Encendida con el Circo Price al fondo

La Casa Encendida, de la Fundación Cultural Caja Madrid, ofrece una programación de cursos amplia e interesante a precios muy asequibles, para jóvenes y para mayores y una programación de actividades que no olvida a los más pequeños. Las actuaciones y las exposiciones no se quedan a la zaga. No en vano su director, José Guirao, lo fue antes del Museo Reina Sofía, sabe lo que se trae entre manos.  
La Caballería Roja es una muestra apabullante que consigue arrastrarte a aquellos años convulsos que van desde la revolución bolchevique al final de la segunda guerra mundial. Con un abundante muestrario de carteles, óleos, publicaciones, esculturas, filmaciones, grabaciones que incluyen manuscritos de los escritores más conocidos o proyecciones de cineastas como Eiseinstein. Todo ello apoyado con explicaciones que sitúan las obras en su contexto.
En un momento de la visita, escuchamos la voz de la grabación que emite un televisor de una sala próxima. El idioma nos es desconocido pero la “música” del discurso es perfectamente comprensible. Habla Stalin pero bien podría ser Hitler o cualquier otro, todos los dictadores hablan el mismo idioma. Palabras grandilocuentes, apelaciones a los sagrados intereses de la patria.
En la sala donde proyectan Ivan el Terrible en versión original nos quedamos pegados a la pantalla, tal es la fuerza de las imágenes.
Pasamos por una sala donde encontramos un ajedrez donde las fichas capitalistas se oponen a las comunistas y llegamos a otra en la que cuelgan obras de Kandisnki, Rodchenko y Maiakovski, entre otros, mientras suena la Internacional en lengua rusa. Es un momento especial.
Recuerdo a nuestra nueva amiga jugándose la vida al cruzar la frontera con sus revistas comunistas y me imagino que se sentirá traicionada al ver la muestra. ¡Tanto sacrificio dilapidado por esos déspotas!  
A última hora del día nos sentamos frente al televisor para ver la película Buenas noches y buena suerte, dirigida por George Clooney, en la que se relata la confrontación entre el periodista Edward Murrow y el senador MacCarthy, obsesionado con la presencia de comunistas en la sociedad americana; ciertamente, un momento penoso de la historia americana.
En suma, nos hemos introducido una dosis de elefante en vena. Ya estamos listos para la jornada electoral.