sábado, 9 de febrero de 2013

Comando inteligencia



La historia se repite, primero como tragedia y luego como farsa. Ahora estamos en la segunda fase.

Estos días ha saltado la noticia de que un autodenominado “comando Mateo Morral” había colocado un explosivo en un confesionario de la catedral de la Almudena con el objetivo de “dar caña a la monarquía borbónica en sus lugares sagrados”. El paquete fue descubierto antes de que pudiera explotar.

El grupo se reclama anarquista y toma el nombre del autor del atentado contra Alfonso XIII el día de su boda con Victoria Eugenia de Battemberg.  El comunicado es una mezcla de matonismo de feria y cruzado de cables. Un puro anacronismo.

Bien pensado, la nueva catedral es un pastiche que se merecería una voladura controlada, ladrillo a ladrillo. El hecho de que lo más casposo del catolicismo local se haya atrincherado en sus muros y que el último empujón presupuestario para acabar las obras llegara del presidente socialista Felipe González son detalles que abundan en la incongruencia de este monumento que nunca hubiera debido levantarse, al menos en el lugar que se construyó.

Hoy, en torno a la Almudena paseaban cientos de madrileños y visitantes. Una larga cola esperaba para entrar en el Palacio Real. Cerca de allí, frente al número 84 de la calle Mayor, desde donde el 31 de mayo de 1906 se arrojó la bomba, un sencillo monumento recuerda a las víctimas del atentado de Mateo Morral.

Refieren las informaciones que hablan del susodicho comando que la policía se ha tomado en serio sus amenazas. Hace bien, sin duda, aunque a mí me parezca una cosa como de opereta, una farsa.

Porque, vamos a ver, si alguien quiere poner en evidencia a la iglesia y a la monarquía, individual o conjuntamente, puede aplicar sus energías a responder algunas cuestiones, verbigracia:
- ¿Quién financia a los kikos, ese grupo de presión en la iglesia católica?
- ¿Qué beneficios obtienen los patrocinadores de esas sectas?
- ¿Cuál es el flujo de beneficios –en cash, no en indulgencias- entre los grupos ultraconservadores y la Conferencia Episcopal española?  
- ¿Cuál es el patrimonio real de la Casa Real, valga la redundancia?
- ¿En qué escuela de negocios han aprendido a especular los asesores de la monarquía?
- ¿Es casualidad o predestinación que todos los administradores de los bienes reales acaben con problemas ante la justicia?

La violencia estructural, de la que ha hablado recientemente la portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, Ada Colau en el Congreso de los Diputados, no se resuelve con más violencia, tal como propungaban los movimientos de los siglos XIX y XX sino con métodos del siglo XXI. La tecnología y la inteligencia han de ponerse al servicio de la política y de los ciudadanos. La pólvora es algo sumamente demodé.

6 comentarios:

  1. Si estoy de acuerdo, pero me temo que el ataque de la neurona es un poco lento...

    Me conquistas con esa forma simple (?) de plasmar la realidad.

    Besos

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  2. Hay un grave problema y es que pensar cuesta cierto esfuerzo que por aquí no se quiere aplicar.

    Saludos.

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  3. No me considero una persona violenta. El hecho de 'violencia política' más aguerrido en que me recuerdo era salir corriendo detrás de los camisas azules en la pre-transición, cuando venían a dar la vara a quienes tomábamos el vermú en la Plaza de San Francisco (junto a la Universidad), con la intención de... Nunca los cogí.
    La financiación de los grupos más violentos, demasiado a menudo, nunca ha sido demasiado clara. Tampoco me extrañaría que la compra del kilo de tornillos (con factura e IVA, of course) se hubiese realizado en una ferrerería de orden en el Barrio de Salamanca, aunque no sé si quedará alguna.

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    Respuestas
    1. Yo nunca he corrido delante de sino detrás de. Con resultado desigual: unas veces me atizaron y otras me libré.
      Sí, quedan ferreterías y no me extraña que tuvieras razón.

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