sábado, 20 de abril de 2013

La lobera humana

 
En España, hay un enfrentamiento histórico entre quienes apuestan por la defensa del lobo y quienes abogan por la caza del animal al que consideran una amenaza para la ganadería.  

En las tierras al norte del Duero, la caza del lobo es una obsesión para los ganaderos hasta el punto de que desarrollaron una técnica de captura específica: la lobera. El procedimiento es bien simple: detectado el animal, los cazadores van empujándolo mediante ruidos y palos a un sendero sin salida al fondo del cual hay un pozo en el que el bicho acaba cayendo indefectiblemente y donde será muerto.
En el monte de Santiago, al norte de la provincia de Burgos, se conserva una lobera para conocimiento de las generaciones futuras. Dos enormes figuras humanas de piedra empujan figuradamente a un lobo igualmente pétreo, a punto de caer en la trampa.
Como tradicionalmente le ha ocurrido al lobo, ahora todo empuja a los humanos a una senda sin salida: el medio ambiente, la economía, la política, todo está al servicio de unos intereses que poco tienen que ver con lo que le interesa a las personas que no pertenezcan a las élites económicas o políticas.
 
Como en las loberas, los poderosos, los que gestionan los bienes comunes, empujan a los trabajadores, a los pensionistas, a las mujeres, a los estudiantes, a los enfermos hacia un sendero sin salida, hacia ese foso donde se acaba toda esperanza.

¿Cuál es el futuro? Dos únicas salidas se ofrecen: o las personas aceptan  domesticarse y seguir las órdenes de los poderosos o consiguen que los bienes comunes –el trabajo y el poder- se repartan equitativamente. Si se opta por esta segunda opción hay que darse prisa porque la crisis que ahora padecemos es una expeditiva forma de “lobera” humana en las que muchos han caído sin remedio.

Ya lo advirtió el filósofo Thomas Hobbes: el hombre es un lobo para el hombre.

2 comentarios:

Lo que tú digas