lunes, 24 de junio de 2013

Mujer, Instituto de la

Ayer, estábamos leyendo y, de pronto, oimos ruido de bronca en la calle. Nos asomamos y vemos que, efectivamente, un grupo numeroso de personas pugna por separar a un hombre que discute con una mujer. Varias personas gritan al hombre que ni se le ocurra pegar a la mujer. Aquél responde que es su mujer y hace lo que le da la gana. Los otros le responden que de eso, nada. Por fin, liberan a la mujer y ésta se va, acompañada de otras dos mujeres.

El hombre sigue voceando y también vocean sus interlocutores pero el primero va perdiendo fuelle a medida que los otros le rodean y le afean su conducta. En el grupo hay varias mujeres pero también un número similar de hombres. Estos son los que más gritan. Cobarde, le dicen, y otros insultos de peor calado.

Como la bronca no tiene visos de amainar, a pesar de que la mujer hace un rato que se fue, llamamos a la policía. El hombre hace ademán de abandonar el lugar pero los otros se lo impiden. Tu te quedas, le dicen. Se ve claramente que no le tienen ningún respeto.

El primer coche policial tarda exactamente cinco minutos en llegar. Le siguen otros cinco vehículos policiales. Detienen al agresor que ha sido retenido por el grupo.

Aunque las formas seguramente no son las más refinadas, me parece que la escena es reconfortante para una mujer. Impensable hace unos años, cuando la sociedad consideraba que la agresión machista era una cuestión pasional o, a lo más, un asunto privado.

Pertenezco a una generación que aún fue educada en el artículo primero según el cual el hombre siempre llevaba razón y cuando no la llevaba se aplicaba el artículo primero. Esa misma generación que ha oido infinitas veces eso de "mi marido me pega porque me quiere" o "mi marido me pega lo justo". Siglos oyendo ese discurso sin que ninguna voz ni del clero ni del poder civil se levantara para objetar ni media palabra.

Ayer, los periódicos hablaban de la reforma de la Administración pública, una de cuyas medidas incluye la práctica desaparición del Instituto de la Mujer, que pasa a asumir las funciones de la Dirección General de Igualdad de Oportunidades. No he oido ningún lamento sobre esta medida y bien que lo siento porque las mujeres debemos mucho a este organismo creado en 1983, cuya primera directora fue Carlota Bustelo.

A Carlota, a Carmen Martínez Ten, a Puri Causapié, a Marina Subirats, a Teresa Blat -a quienes conozco y traté- a sus sucesoras y al Instituto de la Mujer debemos las mujeres mucho del avance que hemos vivido en los últimos años, especialmente en el reconocimiento de los derechos de ciudadanía que nos habían sido negados de iure o de facto.

En 1983, hace sólo 30 años, si un hombre pegaba a su mujer, ésta se callaba; pero si no se callaba era seguro que nadie iba a salir en su defensa. Desde luego, ningún hombre.

No están las cosas para tirar cohetes cuando rara es la semana que no muere una mujer por violencia machista pero, en materia de sensibilización social, las cosas han cambiado mucho. Es posible que quienes nos gobiernan -si a esto que nos pasa se le puede llamar gobierno- acaben desmantelando todos los mecanismos de defensa de los derechos de la mujer -y de los jóvenes y de los dependientes y de los parados y de los menos favorecidos- pero no podrán desmantelar la verdad y la historia.

Muchas mujeres, entre las que me cuento, no estamos dispuestas a ceder ni un ápice del terreno conquistado.

4 comentarios:

  1. Hola, es la primera vez que entro en este blog, he visto y leído este post y comento:
    Siempre lo mismo, este tema del machismo tiene unos componentes que no veo yo que se desarrollen como creo que seria tratar seriamente un tema.
    Una persona que mata (vamos a llevarlo a un extremo para que nos entendamos mejor), es una persona con un problema, con una enfermedad y que debemos de auxiliarla tratándola adecuadamente. Esa persona esta compuesta por una serie de personajes, que podrían ser sus "yoes" que suman su YO, dentro de cada uno de nosotros esos yoes luchan por la supremacía sobre el resto y nosotros somos el pastor de nuestras propias ovejas (no se si me explico), luego cuando esa persona a llegado a un extremo de matar a otra, es que ese "yo" se le ha disparado y se ha erigido jefe anulando al resto.
    Cuando se le lleva a la cárcel y se le ejecuta, se ejecuta a esa oveja descarriada pero también al resto de ovejas que componen el rebaño, con lo cual la justicia está asesinando a esa persona enferma. Tambien podriamos entender que todas las personas somos como manzanas o frutas con un porcentaje de putrefacción, hay manzanas que tienen una pintita que hasta nos la comemos y otras que está totalmente podrida y que desechamos y entre ambos extremos estamos todos!! Es una manera de enfocar un tema serio y que parece que no se hace.
    La ciencia no ha muy largo plazo dará soluciones a estos temas de comportamiento humano, se podrá anular la parte cerebral que no funciona, lo cual traerá consigo no sabe Dios que consecuencias si no se persiguen causas justas
    Lo comento a modo de reflexión
    Saludos cordiales

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    1. En primer lugar, Toni, bienvenido a este blog, donde espero que te sientas cómodo.
      En cuanto al machismo, coincido en que se trata de una cuestión que tiene casi infinitas aristas y todas ellas serias. Una persona que mata -dices- es una persona con un problema. Es posible. Pero convendrás conmigo en que quien de verdad tiene un problema es la que muere, cualquiera que sea el "yo" que la asesine.
      El machismo, como el racismo, es una desviación patológica que defienda la prevalencia de los hombres, en el primer caso, o de una raza, en el segundo.
      Es difícil defender legalmente el machismo o el racismo pero algunas sociedades amparan más o menos abiertamente esos comportamientos. Las religiones, casi todas, postergan a las mujeres como seres subordinados. Y nunca, o muy raramente, condenan a los machistas con la misma vehemencia que condenan las relaciones sexuales de las mujeres, pongamos por caso.
      Ahí, entre otras variables, está la dificultad de erradicar los comportamientos machistas que tantas vidas de mujeres cuesta. Es un problema sociológico, no moral, ni científico. El día que las mujeres no transmitan a sus hijos la convicción de que son los reyes del mambo, por encima de sus hijas, se habrá dado un paso importante para eliminar el machismo. El día que los hombres asuman que las mujeres son seres humanos con los mismos derechos que los hombres se acaba el problema.
      Saludos.

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  2. Son puntos de vista un tanto diferentes en un tema complejo, pero que todos los puntos de enfoque, creo, deben de llevarse en cuenta.
    Saludos

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  3. Oiremos mucho que ya era hora de dejar de desperdiciar el dinero en tontás eso sí de color morado, solo espero que seamos más l@s que no cayemos y aún entre l@s silencios@s quienes entiendan que ir para atrás es solo retroceder.

    Me emociona lo que cuentas, que la calle se vuelva contra el maltratador, y me asombra que podamos/queramos/busquemos excusas en la enfermedad para cubrir casi todo.

    Si alguien mata a alguien, el problema lo tiene básicamente el muerto (que por cierto suele ser mujer y no creo que por casualidad)

    Besos mil

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