lunes, 11 de noviembre de 2013

Silencios



El cierre de laRadio Televisión Valenciana ha destapado una situación que no por sabida deja de ser escandalosa. La prensa está hablando ahora de la situación creada, cada cual según la barrera ideológica desde el que dirige la mirada.
Quienes miran sólo con el ojo derecho aprueban la decisión adoptada por el presidente de la Generalitat Valenciana, Alberto Fabra, y sostienen que los trabajadores defienden sus privilegios. Los que miran únicamente con el ojo izquierdo reclaman el mantenimiento de la cadena cueste lo que cueste y apelan incluso a supuestos derechos constitucionales.
Dejar a más de millar y medio de personas en el paro es una decisión terrible pero utilizar el presupuesto público en beneficio de un grupo debería estar penado en la ley. Y, en todo caso, debería inhabilitar para el ejercicio de la política.
Cuando algún portavoz de izquierda dice que el cierre de RTVV es anticonstitucional seguramente se está pasando de frenada. Cabría añadir, en todo caso, que más anticonstitucional es lo que está ocurriendo en algunas empresas públicas de comunicación sostenidas con el dinero de todos y utilizadas en provecho de unos pocos.   
Los trabajadores, por su parte, defienden sus puestos de trabajo, como es natural. De paso, han empezado a contar las miserias internas de la empresa pública. Todo lo que han callado durante estos años lo cuentan ahora. Sus relatos reflejan una situación de descomposición económica pero también ética.
Vaya por delante que la responsabilidad de lo que haya ocurrido en RTVV, como en cualquier otra empresa, es de los gestores. Más aún en este caso que, sobre despilfarrar el dinero público, se ha tratado de corromper la función principal de un medio de comunicación, que es la de contar la verdad de lo que ocurre.
Pero la responsabilidad de lo que se cuenta, de lo que se dice, de lo que se escribe es de quien lo cuenta, lo dice, lo escribe. De quien lo firma. A nadie se le puede obligar a ser héroe pero sí a ser honesto. Los periodistas son trabajadores como en cualquier otro negocio pero tienen una responsabilidad añadida: la de ser respetuosos con la verdad.
Las empresas periodísticas tienen los compromisos que tienen, el primero, el de obtener beneficios. Y, en ocasiones, el de compensar o procurarse favores. Nada de eso tiene que ver con la tarea de un periodista. Es verdad que el director o el redactor jefe pueden decidir la orientación o el sesgo de una información pero no es menos verdad que un profesional puede –y creo que debe- negarse a firmar lo que no quiere decir, sobre todo si no es verdad.
La prensa está en crisis por muchas razones. La diversidad de plataformas, la gratuidad de contenidos, la falta de publicidad son algunos de esos factores pero el principal, el único que puede darle la puntilla, es la falta de credibilidad del periodismo. Y la credibilidad se pierde cuando se mantiene silencio debiendo hablar –como ocurrió tantas veces en la televisión valenciana y en otras televisiones- o cuando se habla debiendo estar callado. El espectáculo de algunas tertulias en la que supuestos expertos disertan desde la más absoluta ignorancia explica por sí mismo la razón de que el periodista sea tan poco respetado. Para no hablar de los mal llamados programas del corazón que en verdad apelan a los más bajos instintos y son un ejemplo de despilfarro absoluto. El primero de los cuales, Tómbola, justamente nació en la misma televisión valenciana.
En toda esta historia hay dos entidades que han guardado silencio: las asociaciones de la prensa y los sindicatos. Unas y otros deberían haber velado por los trabajadores, deberían haberlos protegido frente a los abusos de quienes mandaban en cada momento, de quienes ordenaban decir lo que les convenía a ellos y no lo que ocurría realmente, deberían haberse enfrentado al poder. Porque era a ellos a quienes les correspondía hacerlo. Si la asociación de la prensa no sirve para proteger a los periodistas en el ejercicio de su profesión y si los sindicatos no valen para proteger a los trabajadores en el desempeño de su tarea, ¿para qué valen?

7 comentarios:

  1. Esta mañana dicen en la radio "una persona, trabajadora de la RTVV, de forma secreta ha hecho entrega de documentación sobre la relación de este ente y la trama Gurtel", aquí hay mucho culpables. Han callado tanto que al final todos han caído y otros están por caer sin ser de la televisión.

    Saludos

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    1. Seguramente, todas las corrupciones tienen algún nexo común y si no lo tienen da lo mismo. La pagamos todos. Y sí, hay silencios que son cómplices.

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  2. a ver... que el temita es complicado y no sé como enfocarlo...
    como valenciana creo que una televisión autonómica en valenciano es necesaria por muchas razones... lo que no tengo claro es que sea precisamente esta la que necesitamos...
    sobre los profesionales (de alguna manera habrá que llamarlos) te diré que ayer, viendo otra cadena, sacaron un trocito de una periodista de canal nou en la boca del metro de aquel accidente del que en su momento nada dijeron... y si te soy sincera, me pareció demasiado tarde para justificar cualquier cosa...
    cierto es que el trabajo está mal en este país, y que a veces uno tiene que tragar, y puede que vender su ética para seguir llevando un sueldo a casa... no sé que haría yo ante semejante situación, porque reconozco que en mis treinta y cinco años no he tenido que hacer nada en mi trabajo que me supusiera un problema moral... pero la situación de canal nou me recuerda a aquel poema en el que van viniendo a llevarse a gente, y cuando vienen a por el poeta, ya no queda nadie que pueda ayudarle... no sé si me estoy explicando...
    como te decía, es un tema complicado... siempre es jodido que tanta gente se vaya a la calle, gente que probablemente hacía bien su trabajo (ayer escuché por ahí, que habrían buenos maquilladores, buenos cámaras, buenos programadores y hasta buen personal de limpieza...) pero la verdad es que con el ere que se planteaba, los que se quedan eran en su mayoría altos cargos de esos que en esta comunidad suelen estar relacionado o emparentados con los que mandan... así que como te decía es un tema que me llena de contradicciones, porque si bien es cierto que los valencianos nos merecemos una televisión autonómica en valenciano, no tengo claro que sea precisamente esta...
    que me ha encantado el post... perdona el rollo...
    muchos besos!!!

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  3. No somos héroes, pero de tanto agacharnos se nos acaba viendo el culo...

    Nada es blanco o negro, tod@s sabian lo que pasaba, tod@s callaban y ahora "salvese quien pueda", y los que menos pueden a la calle que es muy amplia y los jerifaltes a otra poltrona que hay más.

    Lástimica de país.

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    1. Hay cosas que sí son o blancas o negras. No es lo mismo ser decente que no serlo.

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  4. Eso mismo pienso yo...¿para qué sirven?

    Mucho figurante hay, Contadora. Yo hago de tal, y yo hago de pascual, pero llegada la hora de fichar, a quitarse el disfraz, y a casita, que llueve.

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