miércoles, 28 de mayo de 2014

POR poder, Podemos


El 16 de mayo de 2011, el grupo Prisa presentaba en el Reina Sofía un programa de encuentros que había dado en llamar “POR” (Piensa, Opina, Reacciona) a los que había dado abundante publicidad.  
Pero entre la convocatoria y la inauguración se cruzó el estallido del 15 M, cuando unos cientos de jóvenes salieron a las calles para gritar su hartura. Aquella noche, los manifestantes fueron desalojados sin contemplaciones pero el 16 de mayo tomaron la Puerta del Sol y allí acamparon. Se estrenada un proceso que se extendió por el mundo entero con los efectos de un reguero de pólvora.
La tarde del 16 M me pasé por la Puerta del Sol para ver el ambiente y charlar un rato con los acampados. De allí me fui a la presentación de los Encuentros POR que tenían un cartel de lujo: Nativel Preciado, José Antonio Marina y Nacho Escolar, con Iñaki Gabilondo de maestro de ceremonias. La plana mayor de PRISA se citó en el lugar, orgullosos de su iniciativa. Pero en ese preciso instante el invento se había quedado anticuado, obsoleto frente al empuje de la calle, tal como loconté aquí mismo.
Lo que siguió es harto conocido. Los Encuentros POR languidecieron a pesar de los ilustres conferenciantes y el movimiento 15 M acabó replegándose a otros entornos –los barrios, la universidad- y multiplicarse en reuniones para dar respuesta a problemas concretos, como los desahucios.
Jóvenes muy preparados profesionalmente, técnicos muy cualificados en sus respectivas especialidades se han mantenido en segundo plano ideando respuestas y salidas a una sociedad que se ha encapsulado en torno a una casta de privilegiados formada principalmente por financieros y amparada por políticos del más amplio espectro.
De ahí, de ese movimiento, ha salido Podemos y su líder, Pablo Iglesias. Un joven hipercualificado, como tantos de su generación, que ha puesto sus conocimientos de política y de comunicación al servicio de una idea. De momento, de una idea. Gente que habla con palabras inteligibles y que, estos sí, llaman al pan, pan y al vino, vino. Que señalan dónde están los responsables de la crisis, dónde los corruptos y quienes los amparan. Que proponen formas distintas de hacer las cosas, nuevas prioridades, otros valores.
Han pasado apenas cuatro meses desde que Podemos se organizó como grupo y en las elecciones han logrado cuatro escaños. Una sorpresa. Un fenómeno. Los partidos tradicionales se han quedado a cuadros. Tres años menospreciando a los desharrapados del 15M y resulta que son capaces de plantarse en el Parlamento europeo.
Las reacciones de unos y otros demuestran una vez más que siguen sin entender nada. El PP repite su cantinela de que han ganado. Ni una palabra de la corrupción que les corroe hasta las entrañas. Ni mencionar la insultante riqueza de los suyos y de sus amigos, los sobresueldos en directo y en diferido, la evasión fiscal organizada por el partido que sustenta al gobierno, el dinero negro, frente a los millones de familias que están en la indigencia, el hambre de los niños.
Ni siquiera el PSOE –que tiene el partido patas arriba- es capaz de comprender lo que está pasando. Que ellos, como el resto, se han quedado viejunos. Que nada de lo que dicen es creíble porque hablan el lenguaje particular que han creado para justificarse y sus palabras carecen de significado. Que durante años se han atrincherado en el fuerte y cuando éste se ha caído se han quedado sin protección frente a la realidad. La realidad es que la socialdemocracia está desaparecida y, al parecer, tampoco se la espera. Pueden entretenerse con su juguete favorito y dejar pasar el tiempo hasta ver cómo se organizan. Da lo mismo. Si no son capaces de reformularse ideológicamente acabarán como grupo residual.
En cuanto a Izquierda Unida, llevan la partenogénesis en su ADN y ahí siguen, excluyentes y con su viejo discurso del siglo XIX. Ver y oir a Cayo Lara en la noche del domingo, tras conocerse los resultados electorales, era la mejor explicación para entender qué había pasado y qué les puede pasar. Pero, por si acaso, ahí está el ejemplo de Rivas Vaciamadrid, donde una facción de IU acaba de descabalgar al alcalde del mismo partido.  
Frente a todos ellos, incluido el populismo de UPyD, ha saltado Podemos diciendo las mismas cosas que cualquiera puede oir en la calle. ¿Significa eso que Podemos va a arrasar en las próximas elecciones? No. El éxito de Podemos quiere decir que hay mucha gente harta, cada vez más gente y cada vez más harta. Que no es posible que los partidos sigan comportándose como si aquí no pasara nada cuando hay y va a haber por mucho tiempo cinco millones de parados, los bancos son los que dictan la política económica, la iglesia dicta las leyes de acuerdo con su catecismo y los políticos viven en una realidad paralela a la de sus electores.
Pero Podemos es apenas un esbozo organizativo. Tiene ante sí la tarea ímproba de organizarse de manera operativa. Ha de enfrentarse al reto nada fácil de pasar de la poesía a la prosa, de las musas al teatro. Como detrás de Pablo Iglesias hay mucha gente muy valiosa, es de esperar que tengan la habilidad y la inteligencia para ser realistas y no correr el riesgo de morir de éxito. Pero si no fuera así, si Podemos no prosperara con arreglo a las esperanzas que se han depositado en ellos, los partidos políticos no deben bajar la guardia. Otros surgirán que tomen el relevo. Podemos es un aviso. Sólo un aviso. El primero. No están los tiempos para esperar a un tercero. 

4 comentarios:

  1. El artazgo de la gente es evidente, si con PODEMOS no se consigue nada, seguro que otros saldran, los grandes partidos se han quedado enquilosados y no conocen el pais por el que andan.
    Estos jovenes, como bien dices, tienen las ideas claras y traen nuevos aires, de momento me conforme con que sean una china en zapato de la mayoria europea.

    Saludos

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    1. Nos ilusionamos con el pensamiento de que alguna vez el temor cambie de bando. No conocen el país en el que gobiernan pero nos torean bien.

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  2. Si son la sal de la reforma, bienvenidos y si son capaces de cristalizar el NO y convertirlo en "de este modo" menuda celebración, nena

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    1. De momento, son los que han enviado la primera advertencia. Así, no. Puede quedarse en una regañina o en un hasta aquí hemos llegado. Se verá.

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