miércoles, 18 de junio de 2014

Los mejor preparados

Quienes hemos nacido en los años cuarenta del pasado siglo hemos vivido, como poco, el estreno de cinco Papas de Roma –uno de ellos desaparecido de manera sospechosa, por decirlo diplomáticamente, y otro víctima de atentado aún no aclarado- la muerte de Mao –que era como el emperador de un imperio naciente- el asesinato del presidente de Estados Unidos –Kennedy- en la cumbre de su poder –el presidente y la nación- la desaparición del bloque soviético, el fin de la guerra de Vietnam, el fin del apartheid sudafricano, la reunificación de Alemania, el asesinato de Olaf Palme, la caída del sah de Persia, decenas de golpes de Estado y casi tantos procesos de democratización, la descolonización en África, el Mayo del 68, el movimiento beat, la revolución de los Claveles en Portugal, la muerte de Franco y el acceso de un nuevo rey que era a la vez el candidato colocado por el dictador y el heredero natural de la dinastía, cogido como a la pata coja. Y, ahora, la abdicación de aquel rey –conocido como Juan Carlos I- y la llegada de su heredero varón, en el mundo Felipe VI.

Eso, por citar de memoria y sin echar mano de San Google, patrón de los desmemoriados. Y sin hablar ni media palabra de los avances tecnológicos que nos han colocado de golpe y dentro de casa en lo que veníamos llamando el futuro. Quiero decir que, sólo con mirar alrededor, hemos tenido una vida entretenida. O lo que es lo mismo, que si has cumplido sesenta y dices que te has aburrido es que tienes que ser muy desaborido.
Mi generación puede quejarse de algunas cosas pero no de haber carecido de emociones. Hemos sido testigos y en algún caso hemos protagonizado momentos estelares en la historia de este periodo. Hemos conquistado avances sociales que nuestros padres creyeron imposibles y nuestros abuelos ni siquiera fueron capaces de imaginar. Hemos vivido momentos prodigiosos.
Lástima que no fuéramos capaces de vislumbrar que en materia de conquistas sociales no hay nada definitivo y que a la mínima que te descuides te hurtan los derechos que creías irreversibles. Eso es lo que ha ocurrido con la sanidad, la enseñanza, las pensiones y la dependencia, los cuatro pilares del Estado de Bienestar, que el gobierno actual está desmontando o entregando a empresarios de su cuerda.   
Vivimos hoy, dicen, otro momento histórico. Seguro que es verdad aunque no comparta los motivos que esgrimen quienes afirman tal cosa. La llegada de un nuevo rey, el mejor preparado de cuantos se han sentado en el trono.
No hay motivos para sospechar de la preparación del monarca, nuestros dineros nos ha costado. La suya y las que le siguen son las generaciones mejor preparadas de nuestra historia, muchos de ellos pueden mostrar un expediente académico intachable, hablan idiomas con soltura, están al nivel de los profesionales de los países más avanzados.
Pues bien, esas generaciones tan bien preparadas, en quienes hemos invertido capital y esfuerzo, son las que se están viendo obligadas a buscar trabajo fuera de aquí so pena de arriesgarse a malvivir o a vivir a costa de la familia. Son a los que se está echando del país. Haciendo un cálculo somero sólo entre familias próximas, he calculado ocho jóvenes entre los 35 y los 45 que están trabajando en el extranjero, sin que ese fuera su plan inicial. Ocho.
Está bien que uno de ellos, Felipe de Borbón, haya encontrado acomodo pero dudo de que el suyo sea un buen ejemplo. Después de todo, este es un puesto de trabajo hecho a su medida, para el que no ha habido pública concurrencia y al que sólo se accede por influencia paterna. Bien preparado, dicen. Por enchufe. Así, ya se puede.

1 comentario:

  1. No te falta, como siempre razón, pero ya que nos lo han colocado (porque nadie se ha preocupado de cambiar las cosas para que fuese de otro modo, nosotros entre otros) cruemos los dedos para que al menos desempeñe el puesto con cierta dignidad y mesura, que si lo comparamos con el estilo dominante entre el resto de altas instituciones del Estado ya sería una ventaja ¿no?

    besos

    ResponderEliminar

Lo que tú digas